El embarazo adolescente y la igualdad de género Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) han sido adoptados como un instrumento fundamental para orientar iniciativas hacia un desarrollo sostenible. El tercer objetivo (ODM-3) plantea la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, y ha sido ampliamente reconocido como fin en sí mismo y como requisito indispensable para lograr el resto de los objetivos. Y es que, por la interdependencia de todos ellos,
abordar los otros siete considerando los aspectos básicos del ODM- 3, contribuye de una forma más eficiente al logro de la igualdad de género y al empoderamiento de las mujeres.
Según el marco operacional adoptado por el Grupo de Trabajo sobre Igualdad de Género del Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas (1), los asuntos que confluyen para alcanzar la igualdad de género están relacionados con a.- desarrollo de las capacidades (educación, salud, nutrición); b.- acceso a los recursos y oportunidades (empleo,
ingresos, propiedad de la vivienda y la tierra, participación política); y c.- seguridad (vulnerabilidad a la violencia).
Además de los indicadores consensuados internacionalmente, se ha identificado la necesidad de incluir otros relevantes, como aquellos relacionados con el acceso y utilización de recursos de salud reproductiva. Precisamente, entre las siete estrategias para lograr la igualdad de género planteadas por el Grupo de Trabajo mencionado anteriormente, se incluye garantizar la salud y los derechos sexuales y reproductivos (1).
El proveer a las mujeres de la capacidad de planear el número de hijos, de elegir cuándo tenerlos, así como el espaciamiento entre cada nacimiento, es un derecho fundamental y crucial, especialmente por su responsabilidad en la reproducción. Ejercer los derechos sexuales y reproductivos es esencial para lograr el empoderamiento de las mujeres y la
igualdad de género.