(Dra. Josefina Bonilla de Bendaña, Directora Ejecutiva de la Federación Red NicaSalud)
ES RESPONSABILIDAD DE TODOS CUIDAR QUE LOS ALIMENTOS NO NOS HAGAN DAÑO. Los gobiernos (Ministerio de Salud y otras instituciones), los agricultores y productores, las industrias privadas y el comercio tienen responsabilidades que cumplir para que los alimentos lleguen a nuestra casa con “inocuidad” pero la responsabilidad final es de los consumidores, es decir, de nosotros los ciudadanos, hombres y mujeres que decidimos qué comer y bajo qué condiciones.
La inocuidad o seguridad del alimento es la garantía de que el alimento no causará daño al consumidor tanto cuando sea preparado como cuando lo ingiera. Conozcamos y practiquemos la higiene de los alimentos, que es el conjunto de condiciones y medidas necesarias para asegurar la inocuidad de los alimentos.
Pongamos el ejemplo de las frutas y hortalizas, que pueden llegar a nuestra casa sucias y contaminadas con gérmenes potencialmente dañinos. Las frutas y verduras deben seguir métodos rigurosos porque ellas se consumen muchas veces crudas. El lavado debe realizarse con agua potable. Para su desinfección se deben usar desinfectantes derivados del cloro. Después del lavado de frutas y hortalizas, deben conservarse protegidas. Mantener separadas las frutas y hortalizas de otros alimentos crudos en la refrigeradora es importante porque, por ejemplo, las carnes contienen otros contaminantes que pueden cruzarse por inadecuados almacenamiento y manipulación.
Quien está a cargo de la cocina puede cumplir muy bien las normas de higiene pero los comensales pueden alterar el estado de inocuidad de los alimentos si comemos las frutas con las manos sucias o dejamos que las moscas se paren en ellas. Actuemos con responsabilidad cuando nos preparamos a comer, practicando las medidas que los consumidores debemos emplear para que los alimentos no nos hagan daño. Estas son algunas de las razones por las cuales comer y a la vez usar el celular o ver televisión no son actividades compatibles. Los distractores a la hora de comer pueden impedir que cuidemos nuestro alimento para que mantengan su inocuidad. ¡Inocuidad de los alimentos en mi mesa, sí señor!