En el mundo real y cotidiano, lo económico y lo social están fuertemente entrelazados. Por ello cuando se fortalece el acceso de adolescentes y jóvenes a salud sexual y reproductiva y a educación de la sexualidad, también se favorece el crecimiento de sus habilidades y capacidades para la convivencia, el mundo laboral, la participación ciudadana y su aporte a la economía familiar y comunitaria.